Por las calles y las plazas de nuestro pueblo, en el ambiente voy notando el nerviosismo, las ganas de empezar de nuevo, de estar con la familia musical. Viejos camaradas y amigos de corazón cofrade. Y también algunos nuevos.
El lazo que nos une no es de sangre. Es la música la que corre por nuestras venas. Son las vivencias juntos que nos han hecho vibrar, estar tensos, estar cansados, doloridos, incluso agotados. Pero, al final, siempre satisfechos, orgullosos y alegres.
Lazos fuertes que nos unen un año y otro y otro. Lazos que nos hacen que los pocos días que faltan para el próximo 5 de octubre, que será el comienzo en nuestro pabellón de los últimos años, nos parezcan demasiado largos para pasarlos sin empezar a saborear ya el metal de las trompetas o la madera de las baquetas.
¡Venga compañeros y compañeras, que ya queda menos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario